La iglesia de San Nicolás de Bari, ocupando el décimo lugar en la jerarquía eclesiástica de la ciudad, era la segunda en número de feligreses.

Su fábrica, de tres naves y cabecera poligonal, data de la segunda mitad del siglo XIV, pues en 1377 básicamente el grueso de la obra ya estaba ultimado, faltando aún por construir portadas y torre.

 

Iglesia de San Nicolás de Bari

Mediados el XVI y el templo va a experimentar una notable operación de remozamiento a impulso del prelado ubetense Diego de los Cobos.

Esta labor va a consistir en dotar a su fábrica, al margen de las excelentes capillas privadas como la del deán Ortega, o la de la Purísima Concepción, levantada en 1549 por Bartolomé Salmerón y Luisa de Arcos, de una nueva portada, baptisterio, nueva sacristía, reforzamiento de su ábside y arco toral y una interesante serie de elementos mobiliarios, como su púlpito forjado en 1556.

Bien podemos afirmar que aunque nos encontramos ante una iglesia gótica, con estructura irregular de tres naves a diferente altura, cabecera poligonal destacada y hermosas bóvedas nervadas, la incursión del nuevo lenguaje renacentista es tan poderoso en ella, tan enriquecedor, que casi llega, en parte, a naturalizarla.

Su portada de poniente, junto con las gradas hoy desaparecidas, fue contratada por el cantero Pedro Gorostiaga en 1554, siguiendo trazas y condiciones de Andrés de Vandelvira.

Según ellas la portada ha de tener siete pies de ancho y trece de alto "con el ornato que paresze por una traça que para ello da Andrés de Vandelvira con que lleve en el remate las armas de su señoría"

Su trazado constituye en sí una de las obras manieristas más experimentales y vigorosas de toda la arquitectura andaluza del XVI.

El esquema orgánico responde al tradicional modelo de arco triunfal. Arco de medio punto entre columnas pareadas, nichos superpuestos en los intercolumnios, entablamento y cuerpo ático. Éste, el elemento más original de toda la traza, responde en la modulación de sus arcos y composición de motivos, a la estructura organizativa posteriormente empleada por Vandelvira en el alzado de la Sacristía de la Catedral de Jaén, aunque en su caso ya podamos observar un acrisolado proceso de depuración linguística.

Sobre el entablamento el maestro voltea tres arcos en correspondencia con las calles laterales del cuerpo principal. El gran arco de medio punto central presenta en su tímpano una bella y deteriorada imagen de San Nicolás, mientras que sobre los arcos se superpone un nuevo entablamento, apeado en la clave del frontis semicircular y sendos tenantes o telamones recostados sobre la arquivolta.

Sobre el entablamento, un nuevo cuerpo compuesto por frontón mixtilineo con la representación en su tímpano en altorrelieve del Padre Eterno, rematado por un pequeño frontis triangular con flameros a ambos lados.

Como podemos apreciar de un modo gráfico, el lenguaje crítico, alejado de formulaciones dogmáticas, que caracteriza la mejor producción de Vandelvira, se manifiesta en toda su frescura en la yuxtaposición caprichosa y experimentalista de cuerpos o volúmenes geométricos ascendentes.

El autor de la labor escultórica, de la que no se hace la más mínima mención en el pliego de condiciones, parece ser Lorenzo Brogio -cuyo apellido denota una posible ascendencia italiana-. Los tenantes, figuras humanas reclinadas en función de soportes del segundo entablamento, en opinión de Galera Andreu, muestran un pathos muy entroncado con la pintura y miniatura del norte de Italia, fenómeno que puede abonar la hipótesis sobre la procedencia transalpina de su autor.

En el centro del friso el promotor de su programa iconográfico dispondrá un busto con la efigie de Cristo coronado de espinas. En las enjutas del arco, a su izquierda la figura del rey David tañe su arpa, tal como nos lo presenta el relato bíblico ("...siempre que asaltaba el mal espíritu a Saúl, cogía David el arpa y tañíala; con lo que Saúl se recreaba y sentía mucho alivio..."), Samuel 16; 23. A la derecha, la figura representada ha de ser la de Salomón, por lo que nos encontramos ante una clara escenificación de la imagen de "Cristo, rey de reyes".

También Chueca ha querido ver una cierta influencia de Machuca, el Machuca compositor de retablos, en los medallones del friso, donde las cabezas de vigoroso saliente y círculos estriados, en forma de recuadros geométricos, así lo atestiguan. Para concluir con las realizaciones del espacio externo del templo ejecutadas en el XVI, simplemente hacer mención del chapitel de su torre-campanario, en otro tiempo una de las más elevadas de la ciudad. Ese chapitel, cubierto de azulejería siguiendo una fecunda tradición local; fue concluido en 1546, desapareciendo parcialmente en 1832 para ser con posterioridad totalmente demolido.

 

Iglesia de San Nicolás de Bari

Ya en su interior, y siguiendo con las mismas condiciones dadas ante el escribano Pedro de Molina, Gorostiaga se comprometía a hacer, "en lo que ay de pared y grueso de portada donde agora es hasta el pilar de cabo el pozo por la parte de dentro", la bóveda rampante, o por tranquil, de su ingreso, de clásicos casetones.

También, "asimismo el dicho maestro a de hazer una puerta para la entrada de la sacristia en el lugar que agora esta". Y, traspasada la estancia de la vieja sacristía -una pequeña y lóbrega sala-, "se a de hazer una sacristia del tamaño de la capilla de salmeron..."

Esta sacristía está constituida por una amplia nave rectangular, cubierta por bóveda fajada de cañón rebajado. Su portada, con las armas episcopales de Diego de los Cobos y Molina, ofrece una elegante y manierista composición.

Un arco de medio punto, con recuadros geométricos hundidos en jambas y arquivolta, está encuadrado por semicolumnas corintias sobre plinto. Rosetas en las enjutas y clave animada por un clásico mascarón.

Tras su entablamento, de cornisa de ovas, surge el segundo cuerpo a manera de edículo: un gran escudo sobre filacteria enmarcado por una frondosa láurea y sostenido por bellísimas figuras femeninas, posible alusión a las virtudes, que está coronado por nuevo frontis triangular. Sobre éste un vaso flameante, emblema del Amor Divino. Y, a ambos vértices de la composición, sobre el entablamento, jarrones floridos, símbolo de triunfo y de abundancia desbordante inducida por el Creador.

Otra aportación constructiva del momento a la vieja fábrica es la interesante y poco conocida capilla bautismal.

Erigida a los pies del templo, ésta pequeña capilla, cubierta por bóveda de casetones abocinada -muy semejante, a menor escala, al "ochavo de la Guardia"," mostrado por Alonso de Vandelvira en su Libro de Cortes-, está siendo labrada en 1553 por los canteros Tomás Gil de Donesteban y Pedro de Regil, previa cesión de Andrés de Vandelvira.

Para finalizar con esta iglesia, y su amplio programa de mejoras internas, sí quisiera reseñar una obra temprana y hermosa. Me refiero a la clásica y simple portada de acceso al coro alto.

Una sencilla puerta de pilastras adinteladas, entablamento liso y emocionante por su empaque escultórico, coronamiento: un gran escudo episcopal sobre filacteria, con las armas del obispo don Pedro Pacheco rodeadas de una jugosa guirnalda de granadas, emblema de inmortalidad. Ésta está sostenida por dos hermosos y clásicos putti, de un diseño delicado y manierista.

Fuente: Úbeda Renacentista ©Arsenio Moreno Mendoza, 1993

 

 

San Nicolás.

Una de las once primitivas parroquias desde los primeros años de la Reconquista, su demarcación fue la más extensa, después de San Isidoro, ocupando el décimo lugar en la jerarquía eclesiástica.

Su actual fábrica, de tres naves y cabecera poligonal, data de la segunda mitad del siglo XIV, pues en 1377 básicamente el grueso de la obra ya estaba ejecutado, faltando aún por construir las puertas y su torre.

Este templo es, posiblemente, el más excelente ejemplo del gótico andaluz, el más clásico de toda la ciudad y, tal vez, el más ortodoxo de todos los erigidos en el Reino de Jaén en su estilo. Una estructura casi de salón, cubierta por sencillas bóvedas de crucería, apoyadas sobre gruesos y pesados pilares, rematados por capiteles de temática vegetal de «crochet». Arcos sobrios y apuntados, capilla mayor poligonal y destacada, precedida de tramo rectangular. En suma, el típico modelo de templo gótico difundido en toda Andalucía a través del Reino de Córdoba, a partir de la segunda mitad del siglo XIII, cuyo precedente hemos de encontrarlo en el gótico burgalés del foco de Burgo de Osma.

Por los años 1483 al 1496, siendo Obispo Don Luis Osorio, es añadida a la iglesia la capilla de la Purísima Concepción, tal como evidencian las armas episcopales de su fundador labradas en su exterior.

En 1575 es reforzado el ábside y arco toral.

También en la segunda mitad de este siglo son ejecutadas la portada de subida al coro -trasladado en 1629 a su actual emplazamiento-, la capilla del Batisterio, la capilla de la Purísima, Sacristía y capilla del Deán, a la que dedicaremos especial atención. Todas ellas impresionantes muestras de un manierismo compositivo no ajeno a los planteamientos de Andrés de Vandelvira.

En su altar mayor aún podemos encontrar restos de la sillería de su antiguo coro, realizado en 1750, por mandato del Obispo Fray Benito Marín.

El púlpito, forjado en hierro y adornado con las armas de Molina y Cobos, fue ordenado en la visita del año 1556 y costeado con el importe de las multas impuestas a capellanes y clérigos. El tornavoz fue forjado por el herrero de Baeza Francisco Martínez en 1696.

La capilla de la Purísima Concepción fue construida, previa creación de un patronato en 1549, por devoción de Don Bartolomé Salmerón y su esposa Doña Luisa de Arcos.

A la actual Sacristía, atravesando la vieja o compás, fue levantada por mandato y a expensas del prelado Don Diego de los Cobos en 1550. La obra fue diseñada por Andrés de Vandelvira en 1556

y ejecutada por Pedro de Orastiaga. Está cubierta por bóveda de cañón rebajada, con decoración de casetones. Su portada presenta un experimentalismo decorativo poco común, con las armas del prelado escoltadas por ángeles de composición manierista, mascarones, frontis, etc.

Mas, de todas las capillas, la más impresionante es la del Deán Ortega.

Situada al lado del Evangelio, entre el arco toral y el presbiterio, fue fundada por Don Fernando Ortega y Salido, Deán de la Santa Iglesia de Málaga, Chantre de la Colegial y Capellán Mayor de la Sacra Capilla del Salvador.

Esta Capilla, al parecer enterramiento de sus progenitores, debió ser proyectada entre 1526 y 1530, iniciándose con posterioridad la obra, para ser concluida en torno a 1537 -según pone de manifiesto la inscripción de una de sus cartelas-.

La reja es forjada por el maestro Juan Álvarez de Molina, quien percibe 433.104 maravedíes según escritura otorgada ante Diego Colmenero, el 9 de enero de 1596 (3). Fue dorada y pintada por Antonio de Aquilis.

De doble haz presenta en su segundo cuerpo, sobre entablamento, las armas de su fundador, enmarcadas por tenentes y glifos. Su frontón ofrece un programa de exaltación mariana: Dogma de la Inmaculada Concepción de María; o lo que es igual, la «tota pulchra» elevada al Cielo entre ángeles y serafines que tañen instrumentos musicales, siendo coronada por el Padre Eterno.

En su interior, cubierto por crucería, aún se conservan importantes restos de su retablo, plateresco, debido a la gubia de Lorenzo Brogio.

La portada es atribuida a Andrés de Vandelvira. Ahora bien, de ella ha opinado el profesor Chueca: «Responde a un modelo plateresco toledano. Sin embargo, hay un rasgo en ella que nos hace pensar: Los bastones del tercio inferior de las acanaladuras suben, alternativamente, uno más que otro. Hemos observado que esto sucede en todas las obras de Vandelvira, como si fuera una marca de fábrica. Entonces, se presentan dos hipótesis: O esta obra es suya, y como obra de juventud imita las toledanas, o de aquí tomó el maestro la idea de tal capricho».

Hay que hacer notar que por aquellos años Vandelvira aún es muy joven, unos 20 años, y sólo ha trabajado a la sombra de su suegro Francisco de Luna en la iglesia Maestral de Uclés. Por ello difícilmente podemos hablar de su paternidad en la traza de esta obra.

La portada presenta esquema de arco triunfal: Arco de medio punto enmarcado por medias columnas dóricas, entablamento y coronamiento. Ofrece aún un fuerte sabor plateresco y su programa iconográfico lógicamente es funerario: Representación de orantes (padres del fundador) en su cuerpo ático, relieves de la tentación y la fortaleza en las enjutas, cráneos y demás motivos mortuorios.

En el exterior del templo encontramos dos portadas: La principal, orientada al Sur fue mandada ejecutar en 1509 por el Obispo de Jaén, Obispo constructor por excelencia, Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. Pertenece al último gótico flamígero y es prácticamente gemela de la erigida por el mismo titular de la diócesis en la parroquia de San Isidoro.

Su estructura es la siguiente: Entre baquetones laterales, portada abocinada de concéntricos arcos ojivales. Arquivoltas y decoración básicamente de cárdinas, rematándose en la clave con florón. Corona miento de crestería con la imagen del Santo Titular en su vértice central.

La segunda, orientada a Poniente, fue contratada por el maestro local Pedro de Gorostiaga, en 1564, ante el escribano Pedro de Molina. La obra, portada y gradas, debía ejecutarse siguiendo trazas y condiciones de Andrés de Vandelvira.

Nos encontramos aquí ante una obra ya indiscutiblemente trazada por Vandelvira. Y, sin duda, ante una de las piezas manieristas más experimentalistas y vigorosas de toda la arquitectura andaluza del XVI.

Su esquema organizativo responde al modelo de arco triunfal: Arco de medio punto entre columnas pareadas, nichos superpuestos en los intercolumnios, entablamento y cuerpo ático. Este cuerpo, el elemento más original de toda la traza, responde en la modulación
de sus arcos y composición de motivos, a la estructura organizativa posteriormente empleada por Vandelvira en la Sacristía de la Catedral de Jaén, aunque en este caso podemos observar un depurado proceso de abstracción lingüística.

Sobre el entablamento del cuerpo inferior, el maestro voltea tres arcos en correspondencia con los inferiores de nichos y central. El gran arco de medio punto central presenta en su tímpano una bella
y deteriorada imagen de San Nicolás. Sobre estos arcos se superpone un nuevo entablamento, apoyado en la clave del arco central y sendos tenantes recostados sobre la arquivolta. Sobre el entablamento, un nuevo cuerpo, formado por frontón mixtilíneo con la representación en el altorrelieve del Padre Eterno en su tímpano, y sobre él, pequeño frontis triangular con flameros a ambos lados.

El autor de la labor escultórica parece ser Lorenzo Brogio -cuyo apellido denota ascendencia italiana-. Estos relieves y tenantes -según el profesor Galera Andreu- (6) evidencian un pathos muy entroncado con la escultura y pintura de miniaturas del norte de Italia.

De esta singular obra afirma Chueca Goitia:

«Esta portada responde a un momento de equilibrio en la evolución del artista, en el que coexisten las líneas puras del clasicismo y la fluidez ornamental de un plateresco que se desvanece...

Esta portada no puede clasificarse como plateresca; ya acabamos de decir que pertenece a un momento de transición o equilibrio. No existen para nada los grutescos, apunta el clasicismo, el modelo robusto, si bien suave por la línea melodiosa de su dibujo. En el friso del eñtablamento corintio principal, en lugar de los grutescos que se hubieran esculpido años atrás, Vandelvira dispuso unos medallones con cabezas de muy vigoroso saliente y círculos estriados, formando todo ello recuadros geométricos del tipo de los que Machuca gustaba utilizar en los marcos de sus retablos. Aparecen también en esta portada, como rasgo característico de su autor, el empleo de la figura humana con una sustantividad y volumen que no existían en el arte anterior. Los mancebos que sostienen el entablamento del copete son, en realidad, aunque se hallen sentados, elementos sustentantes de carácter arquitectónico, correspondientes, como los capiteles que llevan sobre sus cabezas lo demuestran, al orden jónico del último cuerpo de la portada. Otra vez el motivo, tan acariciado siempre por Vandelvira, de la figura humana en función de columnas, fueren cariátides, telamones, hermes, etc.» .

Su torre-campanario fue el más elevado de la ciudad hasta el mismo siglo XIX.

En 1546 fue remozado su chapitel, cubriéndolo de azulejos tal como había sucedido en San Pablo. En 1832 son sustituidos los azulejos y reemplazados por planchas de plomo, para ser posterior
mente demolida en su mitad -so pretexto de ruina-, siendo cerrada por su actual cuerpo de campanas.

Fuente: Úbeda Guía Histórico Artística de la Ciudad. Excmo. Ayuntamiento de Úbeda, 1985

 

 

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Fecha de la última actualización 07/11/07


 

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