Fundado por
Don Diego de los Cobos (miembro de la familia de los Cobos y Obispo
de Jaén) como hospital para pobres enfermos, al mismo tiempo que
Iglesia, Panteón y Palacio, se trata del proyecto de un
Andrés de Vandelvira en plenitud, por cuanto plantea una
construcción multifuncional. Comenzó a construirse hacia 1562
finalizándose en 1575.
Si bien rompe con el esquema
tradicional de hospital con
planta en cruz, este edificio no es una
innovación de
Andrés de Vandelvira, pues tiene como punto de referencia el
esquema planteado en el
hospital del Cardenal Tavera de Toledo; y
junto con éste forma la pieza clave de la renovación tipológica de
este tipo de edificaciones hospitalarias en España y América.
El Hospital de Santiago combina
con gran autonomía espacios propiamente paganos y religiosos, a la
vez que el sentido funcional del organismo benéfico con el carácter
conmemorativo., en tanto que lugar de enterramiento del fundador.
Todo a través de la unidad externa y la autonomía interna en su
funcionamiento.
La Obra, con estudiada ausencia
de ornamentación y de gran austeridad, contiene el mayor geometrismo
y axialidad de la obra de
Andrés de Vandelvira. La
fachada tiene dos cuerpos, de
enorme planitud, y la
cornisa alterna
modillones con discos
cerámicos vidriados en diferentes tonos de azul.
Las torres, en los
extremos de la fachada, constituyen la única ornamentación
externa.
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Las torres, en los
extremos de la fachada |
Unas
torres con cúpulas de tejas
vidriadas (una de ellas reconstruida en la actualidad) que aportan
un fuerte carácter simbólico de la antiguo concepto de edificación
de casas con torres de origen medieval, de profunda herencia
ubetense.
El interior se conforma a base
de un gran patio central que articula todo el conjunto, con patios
laterales inacabados,
con la iglesia al fondo marcando la axialidad
del edificio y una escalera monumental, de connotaciones palaciegas
e hispánicas.
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El interior se conforma a base
de un gran patio central |
El patio, plenitud espacial en
planta y alzado, de doble
arcada, es la clave simétrica del
edificio. En su
arcada baja, destacan en las esquinas las cuatro
bóvedas vaídas vandelvirianas, así como las columnas marmóreas, en
las que sigue prevaleciendo el esbelto modelo andaluz, de origen
nazarí, tan característico en los patios palaciegos ubetenses.