Andrés de Vandelvira fue un arquitecto del Renacimiento español que ejerció una considerable influencia en la evolución de su arte dentro del Reino de Jaén y en general en Andalucía.

Nació en Alcaraz, provincia de Albacete, en 1509. Según toda verosimilitud, debió de morir en 1575 en Jaén, siendo enterrado en la capilla de Nuestra Señora de la Iglesia de San Ildefonso. Otorgó testamento el 16 abril de 1575, y gracias a este documento, en parte publicado por Antonio Ponz en su Viaje de España (1772-94) y por Llaguno en Noticia de los arquitectos y arquitectura de España (1829), sabemos algo de su vida y familia. Su mujer, Catalina de Luna, era de Villacarrillo, donde debía de tener alguna hacienda. Tuvo siete hijos, Francisco, Alonso, Catalina, Pedro, Juan, Cristóbal y Bernardo. Alonso y Juan sabemos que continuaron, con labor muy secundaria, la profesión del padre. Alonso propagó la ciencia de su progenitor, redactando un amplio tratado de cantería del que se hicieron, al correr del tiempo, diversos manuscritos.

Sin embargo, ninguna luz nos da el testamento sobre los padres de Andrés, con lo cual sigue en el misterio su procedencia. Antonio Ponz y Llaguno consideraron que Andrés de Vandelvira era hijo de un eminente maestro de cantería llamado Pedro. Esto se debe a un error de Martín de Ximena en su libro "Catálogo de los obispos... de la diócesis de Jaén" (1597), donde atribuye la iglesia del Salvador de Úbeda al «grande arquitecto Pedro de Vandelvira». Siendo tan copiosa la obra de Andrés de Vandelvira no es de extrañar que los historiadores pensaran que había materia para dos vidas. Hoy todo está documentado y no se conoce más gran arquitecto de este apellido que él.

El padre de Andrés de Vandelvira no parece que fuera maestro del arte en que brilló su hijo, pues de ser así éste lo habría citado en alguna parte como los hijos de Andrés de Vandelvira hicieron con su padre. Si éste, como parece, fue de origen flamenco, cabe la duda de si nació también en España o llegó a este país en busca de ocupación, lo que parece más probable.

La primera noticia histórica de Andrés de Vandelvira relacionada con su arte procede de Uclés. En 1529 comienzan en el convento prioral nuevas y ambiciosas obras en un estilo plateresco florido, bajo la dirección de artífices toledanos. En 1530 se promueve un pleito en el que figura incidentalmente el joven cantero Andrés de Vandelvira. Tenía 21 años y, al contacto de maestros toledanos, debió formarse e iniciarse en su oficio. Después su nombre se eclipsa por algunos años, y en 1536 vuelve a aparecer con motivo del contrato para construir la iglesia del Salvador de Úbeda, junto con Alonso Ruiz, ateniéndose a los planos y condiciones de Diego de Siloé.

Sacra Capilla de El Salvador

La construcción del Salvador de Úbeda es la gran ocasión en la vida de Andrés de Vandelvira, ocasión única y excepcional que sabe aprovechar y que le convierte en el arquitecto más notorio de toda la región, el Reino de Jaén, que en esos años del glorioso emperador Carlos compite con el resto del país en la elevación de fábricas suntuosas y grandes obras, que el arte plateresco engalana con aire de fiesta. Úbeda, Baeza y Jaén son las tres ciudades que más esplendorosamente se renuevan.

En Úbeda, Francisco de los Cobos y Molina funda su capilla-enterramiento bajo la advocación muy renacentista del Salvador. No se trata, como tantas veces sucedió, de una capilla adherida a una catedral o a un gran templo, sino de una construcción aislada e independiente. Francisco de los Cobos escoge, para que dé forma artística a sus ideas, al gran maestro burgalés Diego de Siloé, que por entonces dirigía la construcción de la catedral de Granada. Las trazas, la disposición general de la capilla del Salvador, son de Diego de Siloé, pero en este caso la ejecución de las obras, con una libertad de interpretación muy grande en los pormenores, es de suma importancia, y esto le corresponde por entero a Andrés de Vandelvira.

Francisco De Los Cobos

Formado en la escuela de Diego de Siloé, nuestro arquitecto afirma poco a poco su personalidad, que en obras sucesivas, enteramente suyas, quedaría bien patente. En la iglesia del Salvador trabaja también en 1541-43 el gran escultor, imaginero y adornista, Esteban Jamete, al que se deben los primores escultóricos de las bellas portadas. Del triple concurso, Siloé-Jamete-Vandelvira surge este monumento excepcional, verdadera joya de la arquitectura española del Renacimiento.

Uno de los rasgos más interesantes de la decoración arquitectónica del Salvador, porque hace escuela en toda la región y viene a ser de los más típicos de la escuela vandelviresca, es el uso de la figura humana en función del miembro arquitectónico, bien sean cariátides, atlantes, hermes desmembrados, etc. Este motivo lo debió de aportar Jamete, natural de Orleáns, donde debió de nacer hacia 1515. Sabido es en qué medida estas figuraciones adquieren boga en Francia.

Sacra Capilla de El Salvador

Mientras se continúan las obras del Salvador de Úbeda, en la vecina ciudad de Baeza, que no quería quedarse atrás en este concurso de grandezas, se eleva la magna capilla mayor de la iglesia de San Francisco, fundación de Diego Valencia de Benavides. Se da para comienzo de las obras la fecha de 1540, y para su terminación la de 1546, lo que, habida cuenta de su envergadura, supone sospechosa celeridad.

Una vez más, el abandono en que quedan tantos monumentos religiosos después de la Desamortización produce lamentables consecuencias. La magnífica bóveda vaída de esta singular capilla cuadrada se derrumba y desaparece por completo. Sabemos cómo era gracias al dibujo del manuscrito de Alonso de Vandelvira. En el folio 119. se trata de la capilla cruzada que «está puesta en obra en San Francisco de la ciudad de Baeza por mi señor padre y entiendo que es la mejor capilla particular y más bien ordenada y adornada que hay en nuestra España». En San Francisco, Andrés de Vandelvira se revela como un gran tracista y sobre todo como un cantero y constructor excepcional.

Sus magníficas realizaciones y su bien ganado crédito le llevan a la maestría de la Catedral de Jaén en 1554. Entonces declara tener 45 años, y por eso sabemos la fecha de su nacimiento. Desde que a fines del s. XIV se demolió la vieja mezquita no se había conseguido llevar a buen fin un templo cristiano que sustituyera al oratorio musulmán. Algunas obras se inician y se derriban después y todo queda igual. Andrés de Vandelvira logra enderezar la situación y planificar un nuevo templo, que con el aplauso de todos progresa rápidamente.

Desde 1554 a 1575 las obras debieron de llevarse a buen ritmo, construyéndose parte de la cabecera, sala capitular y sacristía. Esta última es una de las mejores y más originales creaciones del maestro. Consiste en un amplio salón de 12 X 22 m., cubierto por majestuosa bóveda de medio cañon, cuyos muros decoran arquerías ciegas, que descansan en haces de columnas corintias.

 Hospital de Santiago

La gran arquitectura, casi sin decoración ni ornamentos, triunfa en toda su solemnidad. La Catedral de Jaén sigue una estructura similar a la de la catedral de Granada, pero sus proporciones son más equilibradas y armoniosas, y el efecto de espacialidad más amplio y sosegado. Murió el maestro cuando, aunque poco, se había hecho bastante para que las trazas no se mudaran. Le continuó su discípulo preferido y fiel colaborador Alonso Barba.

Otra de las grandes obras de Vandelvira es el Hospital de Santiago en Úbeda, fundación de Diego de los Cobos y Molina, obispo de Jaén y Ávila. Se empieza a edificar en 1563, y debía estar acabado cuando muere el arquitecto en 1575. Por sus masas y silueta, por su sobriedad y desnudez, se ha comparado con El Escorial, obra sensiblemente coetánea. Muchas obras ha dejado el gran arquitecto. En la arquitectura civil, el Palacio Vázquez de Molina, hoy Ayuntamiento de Úbeda; el de Vela de los Cobos y acaso el de la marquesa de la Rambla y el del Deán Ortega, todos en Úbeda.

En la arquitectura religiosa, la portada de San Nicolás; el convento de los dominicos de Laguardia (Jaén), con su original iglesia; las iglesias de Huelma y Villacarrillo, donde intervino considerablemente, imponiendo las bóveda vaída como sistema de cubrición y demostrando sus infinitas posibilidades; la reforma de la catedral de Baeza,  la Torre de El Tardón en Alcaraz, su ciudad natal, y otras de atribución dudosa.

A través de sus obras, más que de sus discípulos, dejó honda huella en Andalucía oriental, que todavía se percibe, bien entrado el s. XVII, en algunos edificios que podríamos clasificar como manieristas.

© F. Chueca Goitia

 

Andrés de Vandelvira: Protagonista del arte de edificar

Es idea muy generalizada identificar y englobar, genéricamente, a la arquitectura renacentista de la comarca e incluso de toda la provincia con la obra de Andrés de Vandelvira y sus seguidores. Con suma facilidad casi todas las poblaciones se atribuyen la intervención de Andrés de Vandelvira en una iglesia parroquial, palacios, o casa consistorial.

La familia de Los Cobos-Molina, conscientes de que la mejor manera de transmitir su imagen a la posteridad era a través del mecenazgo artístico en sus múltiples manifestaciones, se afanan por promover obras de arte público-privadas que marcarán la personalidad urbana de su "poder".

Andrés de Vandelvira llega a Villacarrillo para trabajar en las obras de su iglesia parroquial. Estando en esta localidad, en 1534 es llamado por el cabildo municipal de la vecina población de Sabiote. El siguiente paso, dos años más tarde, sería su compromiso, junto al cantero Alonso Ruiz, para edificar la iglesia, que para su enterramiento Don Francisco de los Cobos, Secretario del emperador Carlos V, se proponía levantar en Úbeda, según proyecto de Diego de Siloé, maestro mayor de las obras de la catedral de Granada. A partir de este momento comienza su vinculación con Úbeda.

Dentro del panorama histórico-artístico español, Andrés de Vandelvira no es una excepción sino que forma parte de una rica y fecunda generación de maestros de cantería.

Andrés de Vandelvira resume la enorme complejidad profesional de los artistas del Renacimiento, y su actividad se desarrolla en diversos campos artísticos: la ingeniería ya que fue el tracista del impresionante puente de Ariza, tendido sobre el río Guadalimar a pocos kilómetros de Úbeda, -la estereotomía e incluso la rejería.

Evidentemente, tan extensa y significativa trayectoria es el resultado de su larga y rica experiencia basada tanto en la práctica como en sus conocimientos teóricos de libros y tratados de arquitectura de la época, como eran Vitruvio y Serlio de los cuales era poseedor según reza en su testamento.

Pocos arquitectos del siglo XVI produjeron una obra tan numerosa y variada, tanto en tipologías como en lugares, donde el denominador común es la alta calidad, y un sello personal que hacen de Úbeda y Baeza centro del Renacimiento andaluz y español.

Figuras como Andrés de Vandelvira rescatan del anonimato a los protagonistas del arte de edificar. Aún cuando existe en la actualidad una amplia bibliografía sobre Andrés de Vandelvira, queda mucho por hacer, tanto en el campo documental como en el análisis de su obra, así como de su escuela.

Como señala Chueca Goitia, su mejor estudioso hasta la fecha: "La obra de madurez de Vandelvira no pertenece tanto al rigor purista de una simple asimilación del lenguaje clásico, cuanto a la personal investigación de él mismo".

No cabe duda que Andrés de Vandelvira ha dado a toda la arquitectura histórica de la comarca de la Loma y a las tipologías de las portadas de palacios, de distintas iglesias parroquiales y fundamentalmente a Baeza y Úbeda una impronta de personalidad en las edificaciones y formas de construir del Renacimiento que aún hoy las define y reitera.

Fuente: LA COMARCA DE LA LOMA (Colección Patrimonio Medioambiental y Humano). Editado por la Fundación cultural Banesto en 1994

Andrés de Vandelvira Maestro del Renacimiento
Alcaraz (Albacete) 1505 - Jaén 1575

Es el año de 1536 el que marcará el inicio de una relación fructífera entre Úbeda y el maestro de cantería, escultor y arquitecto Andrés de Vandelvira. Se trata del compromiso de trabajar en la iglesia, que para su enterramiento don Francisco de los Cobos, levantaba en su ciudad.

Desde entonces y hasta 1575, fecha de su muerte, Úbeda puede considerarse la ciudad en la que Vandelvira desarrolla y culmina un período clave de la arquitectura renacentista en España. Parece ser que llegó a ser el arquitecto del cabildo ubetense y en 1558, aparece como maestro mayor de las obras de la ciudad. Su trayectoria profesional, está basada tanto en la práctica como en sus conocimientos teóricos de libros y tratados de arquitectura, como eran Vitruvio y Serlio

Un artista polifacético que dejó en Úbeda obras cumbres en el campo de la arquitectura religiosa, asistencial y de ingeniería; pero que además sus intervenciones alcanzan modelos para portadas de casas, e incluso actividades para diseños de rejería como el púlpito del Salvador o los modelos para las rejas de entrada a la iglesia del Hospital de Santiago.

Pocos arquitectos del siglo XVI produjeron una obra tan numerosa y variada. No cabe duda de que la figura de Andrés de Vandelvira, como artífice material de un concepto global de las manifestaciones artísticas del siglo XVI, ha dado a la ciudad de Úbeda una impronta de personalidad renacentista que la hacen centro del Renacimiento andaluz y español.

Fuente: Guía de Úbeda. Ciudad de Renacimiento. Editado por Ceder "La Loma" y realizado por el Módulo de Promoción y Desarrollo de la Escuela Taller de Úbeda. Ayuntamiento de Úbeda 1995

 

 

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Fecha de la última actualización 04/11/07



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